Por Horacio Urbano*
No. No es que las viviendas hayan subido de precio en las zonas urbanas…
O bueno… Sí… porque a fin de cuentas ni la pandemia logra frenar las alzas de precios en insumos esenciales en su construcción…
Pero ese no es el verdadero problema, porque dichas alzas no son generalizadas, porque el mercado no lo tomaría -y eso es algo que vemos en el desplazamiento de los inventarios- y son en zonas y productos muy específicos.
Lo que ha pasado es que se han dejado de hacer viviendas de bajo precio y hoy la única oferta disponible inicia a partir de la gama alta de la vivienda media.
Ese es el punto… Los precios promedio se disparan como consecuencia de una distorsión en la muestra. Porque las condiciones normativas y las políticas de gobierno -ambas en el ámbito local- han hecho imposible generar viviendas de interés social en las zonas urbanas y dichos promedios consideran solo la muy limitada oferta disponible.
Esto evidentemente choca de frente con los objetivos de la política social y con la estructura de la demanda, al impedir atender la mayor parte de la misma y ofrecer al resto una oferta muy limitada de opciones, lo que se refleja en el absurdo de que a pesar del tamaño del rezago, los escasos inventarios se desplazan más lentamente de lo esperado.
Sobra decir que con base en los tiempos en que se desarrollan los ciclos de los procesos relacionados con la producción de vivienda, esto es algo que marcará el resto de este año.
Pero lo verdaderamente grave es que no existen condiciones que permitan suponer que esto vaya a cambiar en el 2022.
Los gobiernos municipales que terminan no pudieron con el paquete de hacer frente al rezago habitacional de las zonas que gobiernan.
Les falto capacidad para actualizar sus instrumentos de planeación urbana y alcanzar los acuerdos indispensables para hacerlos funcionar.
Lo malo es que con base en lo visto en las campañas políticas, no hay nada que permita suponer que los nuevos gobiernos municipales podrán con ese mismo paquete.
La verdad vimos campañas carentes de propuestas y en medio de contextos que hacen dicicil esperar altas capacidades para alcanzar acuerdos.
Quienes saldrán perdiendo de este absurdo son los habitantes de las zonas urbanas.
Sobra decir que ello afecta particularmente a los grupos de menores ingresos, que padecerán enormes dificultades para hacer frente a su particular rezago habitacional, pero es un tema que por su gravedad nos afecta a todos los habitantes de estas zonas urbanas, en la medida en que se sigue poniendo obstáculos a los avances de una muy necesaria modernización urbana que genere eficiencias, competitividad, justicia y desarrollo social, y condiciones para proteger el medio ambiente.
Lo triste es que el precio promedio de las viviendas nuevas que se generen en el país seguirá subiendo… Y que, como dije, esto no sea reflejo de una burbuja inmobiliaria, sino el absurdo resultado de una increíble falta de capacidad de los gobiernos locales.
Queda esperar que la Sedatu avance en el objetivo de que en este sexenio se actualicen los planes de desarrollo urbano de al menos 500 municipios del país, lo que sería un gran avance, pero tristemente insuficiente si es que a este tema no se le da el mismo nivel de importancia en los ordenes estatal y municipal.
Urge hablar de gobernanzas y planeacion metropolitana. Urge hablar de programas de vivienda de índole local…
Urge asumir un acuerdo nacional que asuma las prioridades fundamentales de cada región, entre las que evidentemente deben estar orden urbano y vivienda, y las tome como punto de partida en la implementación de políticas públicas debidamente vinculadas y coordinadas entre los tres ordenes de gobierno.
Y bueno… No sobra mencionar que esto es algo que debiéramos tener muy presente este 6 de junio al salir a votar.
*Horacio Urbano
Presidente de Centro Urbano
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Horacio Urbano
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