Por Carmen Contreras*
El pasado 28 de mayo la Secretaría de Educación Pública ratificó el anuncio del Presidente de México para un regreso a clases presenciales el 7 de junio en los planteles de educación básica, es decir, de educación inicial, preescolar, primaria, secundaria y media superior.
Para el caso de la Ciudad de México esta decisión requiere un regreso progresivo, tal y como lo señaló la Jefa de Gobierno de la capital. ¿Qué representa abrir de nuevo las aulas para las comunidades escolares? ¿La estrategia de vacunación a personal docente será suficiente para garantizar la salud? ¿Qué medidas deben implementarse para lograr una infraestructura y espacios educativos que sirvan para prevenir los contagios?
Un regreso seguro a clases bajo el ritmo de las jornadas de vacunación, requiere la modificación de los espacios para la educación como los conocimos antes de la pandemia. La “Nueva Normalidad” será una adaptación a las medidas de sana distancia e higiene en 8,827 escuelas en 16 alcaldías y se apoyará en el diseño del aula concertado con los implicados en los procesos educativos, así como en la gestión de los servicios de mantenimiento a los planteles con las autoridades y empresas constructoras. En esta amplia concertación, las voces de niños, niñas y jóvenes es primordial para conocer las implicaciones del retorno a clases.
El reto que tiene el Gobierno de la Ciudad de México junto con las autoridades federales de educación, alcaldes y alcaldesas es mantener una comunicación efectiva que les permita revisar, intervenir y adaptar los planteles de la Ciudad de México para recibir a 1,464,709 niñas y niños de 3 a 14 años y a 373,399 jóvenes de 15 a 17 años. (Evalúa CDMX, 2020).
Revisar para saber en qué condiciones se encuentran los inmuebles después de permanecer más de un año cerrados. Intervenir para hacer reparaciones o mejoras en las instalaciones sanitarias, garantizar el acceso al agua en bebederos, asegurar las instalaciones eléctricas y de gas y organizar el almacenamiento de insumos en el caso de contar con laboratorios o talleres para prácticas escolares. Adaptar los espacios de convivencia cotidiana con aulas amplias, dispersión de mobiliario, señalamientos y condiciones de accesibilidad que son diferentes para niños, niñas y jóvenes de acuerdo al grado escolar que cursan o si pertenecen al sistema de educación especial o educación inicial.
Los recursos para estas tareas en planteles públicos de educación básica se encuentran principalmente en la federación, en los Programas de Infraestructura Física Educativa. En la Ciudad de México existen recursos que se distribuyen a través del Programa de Apoyo para Mantenimiento Menor a Escuelas Públicas de Educación Básica, «Mejor Escuela”, en el cual se otorgan montos que van de 50 a 200 mil pesos a las asambleas escolares. En este programa, madres y padres de familia deciden en dónde aplicar los recursos.
La ruta de aplicación de “Mejor Escuela” tiene el riesgo de que las asambleas escolares contraten por su cuenta servicios de reparación que no son profesionales o que no cumplen cabalmente con las normas técnicas de seguridad e higiene. Esto puede implicar que los costos de obra se eleven cuando las alcaldías intervienen para “corregir” trabajos mal hechos en las escuelas. Otro problema que existe en el programa “Mejora tu Escuela” es que no contempla que las decisiones sobre qué reparar o mejorar en los planteles recae en personas que cuentan con más tiempo para participar en las asambleas, lo cual excluye a las mujeres con más horas de trabajo dentro y fuera del hogar.
Las alcaldías son el nivel de gobierno que permite conocer mejor las necesidades de cada plantel escolar a través de sus centros de atención a la demanda ciudadana, ya que en ellos hay un historial registrado de reparaciones y acciones de mantenimiento que se realizan por contrato a terceros o por administración de sus propios recursos financieros y humanos.
Cada escuela es bien conocida por sus alcaldes y alcaldesas quienes tienen bajo su responsabilidad hacer llegar otros programas sociales a través de personas cuidadoras de niñas, niños y jóvenes que acuden a las aulas. Sin duda, los gobiernos locales cuentan con mejores posibilidades de aplicar los recursos que se requieren para un regreso a clases seguro ante la pandemia y pueden coordinar a la red de actores sociales que se necesita para la adaptación de los espacios, incluyendo la calle para una movilidad segura de las y los alumnos, principalmente en las alcaldías Coyoacán, Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Cuauhtémoc, que son las que más estudiantes de otras alcaldías reciben cada día. Este nivel de gobierno también puede facilitar la participación equitativa de las mujeres en las decisiones para el mejoramiento de la infraestructura escolar recabando sus opiniones a través de diversos medios de consulta.
Texto y fotografía: Carmen Contreras
*Directora de Perspectivas de IG y Consultora en Desarrollo Urbano con Perspectiva de Género
@Utopia_Urbana
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Columnista invitado
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