lunes, 7 de noviembre de 2022

Los inmensos y urgentes retos de la COP 27

Las comunidades científica y social debemos incrementar nuestras demandas. Si para ello tenemos que romper con las formas, hagámoslo.

Por Sandra Guzmán.*
Llegué a Sharm El-Sheikh, Egipto, a la COP 27. Mi décimo quinta COP.

He participado en este proceso desde el 2008, porque creo que de las reglas claras a nivel internacional depende la implementación nacional. Pero ¿Qué está en juego en esta sesión? Les cuento…

Recordemos primero que el libro de reglas del Acuerdo de París fue completado en la COP 26, esto quiere decir que las reglas generales del juego están establecidas, y ahora pasamos a la fase de implementación acelerada para cumplir con los objetivos plasmados en el Acuerdo.

La implementación depende de muchas cosas, pero una de las piezas fundamentales son las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDCs). Las medidas que los países han establecido para dar cumplimiento al Acuerdo.

Es decir las NDCs son las que, en teoría, reflejan los compromisos.

No obstante lo anterior, en su último informe, el Programa para el Medio Ambiente de la ONU (UNEP) señala que las NDCs actuales (incluidas las actualizadas hasta el 2022) no alcanzan para cumplir con el objetivo de evitar un aumento de más de 1.5 grados Celsius de temperatura. Nos llevan a un escenario de cerca de 3 grafos Celsius o más.

La guerra de Rusia contra Ucrania trajo muchos cuestionamientos sobre el futuro de los combustibles fósiles, y sin embargo, los países reactivaron y aceleraron sus inversiones en la producción de más combustibles fósiles. Como si un enfermo terminal de Cáncer pulmonar fumara más.

Entonces, llegamos a la COP 27 con una fallida política climática a nivel global.

Y es que las políticas no reflejan lo que ha sugerido la ciencia. Pero el fracaso político y del sector financiero no puede frenarnos como ciudadanía, debe llevarnos a cambiar radicalmente el escenario.
En este escenario, hay cuatro cosas en juego en esta COP 27:

1. Financiamiento para pérdidas y daños: ante la pésima capacidad de mitigar los GEI, los eventos hidrometeorológicos siguen avanzando y con ellos más pérdidas y daños, ante los que los países exigen financiamiento para atenderlas. Países en desarrollo piden que en esta COP 27 se acuerde la creación de una facilidad financiera en el tema. Pero la respuesta debe ser más expedita. Todos los países desarrollados deben asegurar que proveerán recursos anuales para esto. No podemos esperar tres años por una facilidad.

2. Financiamiento basado en necesidades: el compromiso de movilizar 100,000 millones de dólares de manera anual a partir del 2020 no solo no se ha cumplido, sino que es absolutamente insuficiente. Se estima que se necesitan al menos 5.8 trillones de dólares para implementar las NDCs hacia el 2030.

Lo hasta hoy transferido sólo representan 13% de lo que se requiere. Por eso la nueva meta colectiva y cuantificable de financiamiento debe estar basada en las necesidades de países en desarrollo y realmente lograr una cambio. Esto implica mejorar esquemas de acceso local.

Esto también le corresponde al sector financiero, quienes tienen que pasar de un enfoque voluntario a un enfoque que les obligue a alinear sus finanzas con el artículo 2.1.c del Acuerdo, que señala que los flujos financieros (todos) deben ser consistentes con los objetivos.

3. La adaptación al mismo nivel de importancia que la mitigación: desde la creación de la Agencia de la ONU para el Cambio Climático (CMNUCC) la adaptación es menos atendida desde la visión de política y financiamiento. Se pensaba que enfocar esfuerzos en la mitigación ayudaría a aminorar las necesidades de adaptación…

La meta de adaptación es un tema central y su cumplimiento depende del financiamiento. Menos del 10% del financiamiento va a la adaptación a nivel global (CPF, 2022). Los países desarrollados se comprometieron a duplicar su financiamiento hacia el 2024. Se necesita 10 veces más.

4. La meta de reducción de emisiones y de 1.5 grados Celsius no deben claudicar: reducir las emisiones en 45% hacia el 2030 es la meta que parece alejarse de la realidad global. Sin embargo, los países no deben claudicar en ella. Se claudicó en la meta de estabilizar las emisiones en 350 puntos.

La meta de 1.5 grados Celsius no debe dejarse del lado. Es imperante que esto se vuelva eje central de la COP 27. Es fundamental insistir en la salida de los subsidios a los combustibles fósiles y en la reducción acelerada de las emisiones de metano. Esto último no debe ser solo voluntario.

Estas cuatro piezas son fundamentales para avanzar en la atención de la emergencia climática.
Por supuesto hay muchos otros aspectos transversales que se tienen que promover como el empoderamiento climático, la agenda de género y derechos humanos, y los temas de transparencia.

Recordamos que cada COP tiene un objetivo, es decir, no hay una sola conferencia que lo va a resolver todo. Pero son los pasos firmes los que determinan el avance efectivo hacia la atención del problema.

Si la comunidad política ya falló, hay que cobrarlo con creces.

Sin embargo, la comunidad científica y social no deben ceder, por el contrario debemos incrementar las demandas para alcanzar los objetivos deseados.

Si para ello tenemos que romper con las formas, hagámoslo.


Sandra Guzmán*
Doctora en Filosofía con especialidad en Política. Es también ambientalista de corazón.
Twitter: @san_lunag

 

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Columnista invitado

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