Por Gabriel España*
Es la pregunta en la mente de todos, especialmente después de años de dificultades provocadas por la pandemia de COVID-19, la inflación y las interrupciones en la cadena de suministro que encajan en la incertidumbre persistente sobre la dirección de la economía.
Si una recesión está en el futuro de 2023, el período de «crecimiento lento» descrito por varios economistas, también podría presagiar un mayor estancamiento económico y pérdida de empleo que caracteriza los períodos de recesión.
“No hay mucha diferencia entre una recesión leve y un período de crecimiento lento”, encontré en unas de mis viejas notas de clase de economía con el prof. Sergio Raymond-Kedilhac en IPADE. En cualquiera de los escenarios, la expectativa generalizada es que habrá un aumento en la tasa de desempleo en 2023.
Globalmente, el cálculo de los banqueros centrales también incluye aumentos continuos de las tasas de interés a lo largo de 2023 a pesar de las señales de una tasa de inflación general global más baja. Los bancos centrales han tratado de frenar la inflación y manejar las expectativas para evitar que se mantengan los altos precios en ciertas categorías, como en vivienda en renta y en el sector médico.
“A pesar de la inflación elevada, las expectativas de inflación a largo plazo parecen permanecer bien ancladas”, dijo el presidente de la Reserva Federal de los Estados Unidos de Norteamérica, Jerome Powell, en diciembre después de que el banco central elevara las tasas de interés medio punto porcentual a su nivel más alto en 15 años. “Cuanto más dure el actual episodio de alta inflación, mayor será la posibilidad de que las expectativas de una mayor inflación se afiancen”.
Como ha sido la historia durante gran parte de 2022, los datos económicos tienen a los expertos divididos sobre las verdaderas causas de la inflación; cómo o cuándo debe actúan actuar los bancos centrales para frenarlo; y si el bajo desempleo actual es bueno para una economía al borde de una recesión potencialmente dolorosa.
Para muchos en estos momentos estamos volando a ciegas, ya que tenemos inflación, pero al mismo tiempo tenemos algunas circunstancias económicas muy inusuales que son, al menos en parte, responsables de esa inflación.
Lo que es tan inusual, es el fenómeno de los choques de oferta que se encuentran con una economía estadounidense sobre-estimulada. Todo comenzó durante la pandemia de COVID-19, cuando la administración de Biden y la Reserva Federal actuaron para estabilizar una economía que había sido trastornada por la propagación de la infección.
Es imposible entender la economía mexicana sin analizar lo que está pasando con la economía de nuestro principal socio comercial, por este factor es importante tomar nota que en EE. UU. la combinación del paquete de estímulo fiscal de Biden y las acciones tomadas por el banco central aumentaron la demanda de todo tipo de bienes de consumo, lo que a su vez condujo a un aumento en la demanda de mano de obra. A pesar de la pérdida significativa de puestos de trabajo durante las primeras fases de la pandemia, el mercado laboral se recuperó; pero la economía todavía estaba demasiado caliente, lo que llevó directamente a un aumento de los precios, argumentaron muchos. Estos factores terminaron beneficiando en el corto plazo a México, principalmente debido a exportaciones y remesas.
Ante la expectativa de una recesión leve en EE. UU. durante 2023, acompañada de un incremento paulatino de tasas de interés hasta tratar de controlar la inflación, es de esperar que se vean afectados los factores que beneficiaron a México durante los últimos meses, exportaciones y remesas.
Las exportaciones de México se han ubicado históricamente, desde el inicio de TLC, entre un 29.7% y 39.2% del Producto Interno Bruto (PIB), aquí la importancia que tienen en caso de que sufriera una caída en la demanda de productos mexicanos en EE. UU., principal destino de exportaciones.
Respecto de las remesas, éstas representan aproximadamente un 4% del PIB del país, y ante un escenario de subida de tasas de interés, es de esperar que el efectivo disponible de trabajadores mexicanos en EE. UU. que mandan a sus familias se vea reducido.
2023 presenta retos importantes para México, que bien podrían ser mitigados si se aprovechan las oportunidades que presenta el nearshoring. por el momento es poco claro que el sector público mexicano este pensando en capitalizar esa oportunidad, la necesidad de infraestructura, debilidad del estado de derecho y altos índices de violencia, podrían impedir realizar el potencial completo de la oportunidad que se presenta.
Estamos viviendo momentos históricos, y todo parece indicar que nuevamente nuestro país sobresaldrá dejando pasar la oportunidad que se le presenta al ser quien remplace a China como centro de producción a para EE. UU, quizá para después de 2024. Espero estar equivocado.
*Gabriel España
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Columnista invitado
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