Por Laura Zazueta*
El sector inmobiliario de México podría tener un crecimiento de hasta 1% en 2023 e incluso la cifra podría ser mucho más alta en los 10 submercados donde predomina el turismo.
En vivienda tenemos una situación un tanto contradictoria porque los contratos para la construcción de vivienda continúan, pero el arranque de proyectos se ha detenido, una por la tramitología y dos por la inseguridad en la inversión, la incertidumbre jurídica operativa de México y, entonces, lo que hemos estado haciendo es agotar los inventarios en todos los segmentos.
Después de todo, la dirección del mercado de la vivienda depende en gran medida de la duración del ciclo de subida de tipos de interés. Lo positivo de eso es que los precios más bajos harían que las casas fueran más asequibles para los compradores primerizos, desde el punto de vista del precio de compra, pero la capacidad de pagar la hipoteca podría ser igual de difícil debido al aumento de las tasas.
Uno de los puntos positivos que se vislumbran para el 2023, es el programa de crédito del Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit), por el cual se incrementa la capacidad de financiamiento de un derechohabiente por este organismo que además, permite que el saldo de la subcuenta de la vivienda pueda ser utilizado como enganche en un préstamo bancario.
La popularidad de México como un territorio sumamente atractivo para la reubicación de los centros de producción de las empresas sigue en aumento. La cercanía con uno de los principales mercados en el mundo, Estados Unidos, es una de las razones por las que compañías globales buscan trasladarse a territorio nacional. Pero este fenómeno, mejor conocido como nearshoring, tiene sus retos, entre ellos el de la vivienda para la fuerza laboral.
La vivienda en general tendrá que sufrir cambios importantes, para incrementar su producción, y poder avanzar en abatir el rezago que se tiene desde hace ya varios años.
En México, se ha apoyado el desarrollo de la vivienda social en todo el país, con especial interés en la Ciudad de México y su zona metropolitana. A pesar de los esfuerzos de los distintos niveles de gobierno e instituciones públicas sobre la vivienda social, la problemática persiste hasta el día de hoy en todas las ciudades del país.
Los nuevos conjuntos habitacionales generalmente se desarrollan en zonas demasiado alejadas de los centros urbanos donde no existen oportunidades de trabajo ni equipamientos ni servicios adecuados, por esta razón son rápidamente abandonados y estos nuevos conjuntos se deterioran rápidamente perdiendo su valor económico. A pesar de la construcción de nuevos conjuntos habitacionales la problemática de vivienda prevalece a pesar de una fuerte inversión económica por parte del gobierno y desarrolladores inmobiliarios.
El mundo después del covid-19 cambió. Las necesidades económicas de ciudades como la de México, que es una urbe de servicios, cambiaron y nos obligan a pensar diferente. Por ejemplo, los edificios de oficinas viejos los podemos reconvertir y darles otra utilidad; se está generando también el cambio de un número considerable de metros que estaban destinados a oficinas, para convertirlos a vivienda; en fin es importante hacer que la vivienda sea más asequible y segura para las familias, aprovechando la infraestructura que ya se tiene, con costos mucho más competitivos, para que las personas puedan vivir cerca de sus trabajos.
Para afrontar la problemática de vivienda social en México las políticas públicas no deben enfocarse solo en la construcción de más viviendas a bajo precio, sino que los nuevos conjuntos habitacionales deben ir acompañados de programas que consideren el proceso de habitar un lugar, por lo que se necesitan considerar las características demográficas, sociales, económicas, de infraestructura, urbanas y de servicios para el desarrollo de conjuntos habitacionales exitosos que conserven su población y no sean abandonados rápidamente.
Otro factor importante a la problemática de la vivienda en México es la capacidad de accesibilidad a un préstamo hipotecario para la adquisición de vivienda, por lo que se requiere el brindar más facilidades y también el atender al sector informal de nuestro país, implementando esquemas de ahorro, que permitan el generar un historial crediticio, que de acceso al otorgamiento del crédito.
Ahora también hay que atender a la generación que no deseaba comprar vivienda, ni tenía deseos de tener un anclaje que les impida viajar por el mundo, entendió, con la contingencia, que con una vivienda no solo obtienes eso, sino también tu área de trabajo, ya que a partir de la pandemia muchas empresas empezaron a funcionar bajo el método de trabajo a distancia con lo que se aceleró el fenómeno de los nómadas digitales, es decir el trabajo de forma virtual, en donde pueden migrar a cualquier lugar y establecerse en él.
Por ello considero, que para el presente año tendrá un importante crecimiento el arrendamiento habitacional.
En fin, considero que lo antes señalado, obliga a realizar un cambio estructural en las políticas públicas de vivienda en nuestro país, que estén acordes a las nuevas necesidades económicas, culturales y sociales del México actual.
* Laura Zazueta
Presidenta de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI)
Ciudad de México
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Columnista invitado
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