lunes, 10 de enero de 2022

2022: a prepararse para una larga carrera de obstáculos

Inicia un año marcado por enormes retos, entre los que destacan la atención a la pandemia, la desaceleración de la economía, el disparo de la inflación y las trabas regulatorias

Por Horacio Urbano*

Se suele decir que cada nuevo año es una hoja en blanco en que somos nosotros y nadie más que nosotros los que habremos de escribir lo que en él suceda.

-Una mágica oportunidad de un nuevo principio… Un nuevo principio que arranca en ceros.

Pero dejando de lado el sentimentalismo cursi, estéril y meramente buenaondita, la realidad es que cada nuevo año llega marcado por un contexto, un conjunto de circunstancias que en gran medida definen y acotan lo que habrá de pasar en él.

Contextos y circunstancias en diferentes ámbitos y escalas, y que van de lo más íntimo, para ir escalando a los ámbitos local, nacional e incluso, mundial.

 

¿Hoja en blanco?

Y así iniciamos el nuevo año con los marcos de referencia de nuestras situaciones personales; salud, empleo y familia, que habrán a su vez que integrarse a las complejas realidades que definen lo que vivimos como sociedad.

Porque el nuevo año es nuevo en la numeración, pero de hoja en blanco nada, porque llega cargadito de todo tipo vicios ocultos que desde ya nos dicen con toda claridad que va a ser un año muy difícil.

Un año al habrá que entrarle con todo el entusiasmo, pero partiendo de la base de que este 2022 es un llamado a prepararse para una larga carrera de obstáculos. Y dado lo evidente de ello, me quiero centrar únicamente en lo que respecta a los sectores construcción, inmobiliario y vivienda.

No se trata de ser pesimista, sino, al contrario, de entender la urgencia de crear condiciones que permitan generar respuestas que correspondan con los enormes retos que el nuevo año nos plantea.

 

Cuatro inmensos retos

Hay que empezar diciendo que los sectores construcción, inmobiliario y vivienda enfrentarán los mismos grandes problemas que el resto de los sectores productivos.

El primero; la persistencia de la crisis sanitaria a la que aún no le vemos salida y que sigue modificando conductas e impacta muy negativamente en la confianza tanto de la sociedad, como de los inversionistas.

El segundo; desaceleración de la economía, que si bien ya venía desde antes de la pandemia, se ha agravado en estos dos años, más aún con un contexto global de economías golpeadas y de enorme incertidumbre. Incertidumbre lo mismo para los grandes inversionistas, que postergan proyectos y limitan sueldos y generación de empleos, y, como consecuencia, incertidumbre también para la sociedad, que en muchos casos pone en pausa decisiones tan importantes como la compra de una casa. Habría que sumar en este punto, la necesidad de apoyos más contundentes al sector privado por parte del gobierno.

El tercero; un disparo a la alza de la Inflación, que motivada por causas externas e internas, cierra el año superando un muy preocupante 7%, que siendo un promedio, no refleja alzas mucho más altas en insumos fundamentales para la construcción, como el acero o el cemento… O del dinero, que podría verse reflejado en consecuentes alzas en las tasas de interés tanto de los créditos hipotecarios, como de aquellos con que los empresarios del sector financian sus proyectos.

Y el cuarto -y sin duda no menos importante-; que tiene que ver con las inmensas trabas regulatorias que viven los empresarios de estos sectores y que vemos reflejada en la caída de la producción y en la desaparición de los inventarios de vivienda social. Tampoco sobra mencionar que las trabas regulatorias se agravan con políticas públicas que, como ha pasado con la obra pública, quitan espacios a la iniciativa privada.

 

Es tiempo de sumar

Y ojo, que mientras analizamos estos cuatro temas y su inevitable efecto en los sectores construcción, inmobiliario y vivienda, no hay que perder de vista que ni la pandemia es pretexto para olvidar retos inmensos que ya teníamos encima, como son la pobreza y una crisis climática que cada vez resulta más absurdo minimizar.

Inicia pues este “nuevo año”… Un 2022; que es un abierto llamado a prepararse para una larga carrera de obstáculos y que sugiere que como parte de esa preparación será necesario fortalecer las alianzas gobierno-sociedad-iniciativa privada.

El reto es inmenso… Ojalá que así de inmensa sea la capacidad de sumar visiones, fortalezas y esfuerzos.

 

Florencia Estrada presidirá la AMPI

La Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios (AMPI) renovará su dirigencia el próximo viernes 14 de enero, cuando Florencia Azalea Estrada Lázaro tome posesión como nueva presidenta del organismo que agrupa a los profesionales inmobiliarios del país.

Será la primera ocasión que AMPI sea presidido por un afiliado tabasqueño, y entre sus retos están el mantener la continuidad en el proceso de profesionalización y capacitación de sus afiliados, y fortalecer condiciones que permitan mantener el dinamismo y resiliencia de un sector que aporta 11.1% del PIB.

*Horacio Urbano

Presidente de Centro Urbano

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Horacio Urbano

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