lunes, 15 de abril de 2019

¿Y si hablamos de calidad?

Sí… La vivienda tiene muchas, muchísimas virtudes…

Qué me van a decir a mí, que he pasado la vida intentando entender lo que la vivienda puede representar como motor de desarrollo económico y social.

Pero el hecho es que la vivienda, igual que toda actividad, a lo largo del tiempo debe hacer ajustes para actualizar y precisar objetivos y estrategias…

¿Cuál es el reto? ¿Cuál la oportunidad? ¿Cuál es el nuevo marco de referencia?

Porque el hecho es que siguen haciendo falta muchísimas viviendas y que esta realidad es alimentada constantemente por todo tipo de nueva demanda.

Es simple; en los primeros 50 años de este siglo se van a hacer tantas viviendas y se va a urbanizar tanto suelo, como se había hecho previamente en toda la historia de la humanidad.

Qué miedo hacerlo mal… Qué enormes oportunidades tenemos si se hace bien…

Habrá que hacer muchas viviendas, pero el nuevo reto, una vez probado que somos capaces de hacer muchas viviendas, es hacerlas mejor… Mucho mejor, dejando atrás y dados por cumplidos los qués, para meterse de lleno a dar respuesta a los cómos.

Y claro, hacer vivienda es tema que implica el trabajo coordinado de gobierno e iniciativa privada, pero haciéndolo sobre a base de un modelo en que cada instancia conoce el papel que le toca desempeñar.

Esto implica un gobierno que asuma su rectoría y que entienda que ello implica generar reglas y hacerlas respetar y ser un gran coordinador y un mejor promotor, con capacidad de sumar al proceso al sector privado.

El sector financiero tiene que generar los productos y servicios que un reto de esta dimensión implica.

En tanto que la industria inmobiliaria debe asumir el compromiso de hacer las casas y hacerlas bien, reconociendo la larga lista de nuevas variables que han cambiado la estructura de la vieja ecuación de hacer vivienda.

No hay que darle vueltas. El reto habitacional se ha vuelto complejo porque la realidad se ha vuelto compleja.

Es necesario entender y atender la compleja estructura de la nueva demanda y ello exige que quienes conforman la industria del desarrollo inmobiliario asuman un compromiso total con la calidad.

No solo se trata de seguir haciendo casas. Se trata de hacerlas mejor que nunca, en forma tal que cumplan y superen las expectativas tanto de quienes las viven, como de quienes conforman los conjuntos, barrios y comunidades en que se ubican.

Esto que suena tan simple implica un cambio de paradigma, que empieza a dejar de plantear los éxitos solo en términos de número de unidades vendidas, ingresos o utilidad, para considerar también y dar prioridad en criterios que garanticen calidades de vida, plusvalías y calidad de las garantías que soportan las carteras hipotecarias.

Son nuevos tiempos de la vivienda. Se trata de seguir, como siempre, haciendo casas, pero pensando esta vez que el criterio que define el éxito está en la calidad.

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El artículo ¿Y si hablamos de calidad? fue escrito en Portal de vivienda, inmobiliario, construcción, arquitectura y urbanismo.

Edgar Rosas

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