Por Carmen Contreras.*
La política urbana no debe confundirse con Urbanismo, señala Joan Subirats. Y es cierto. Suelen confundirse estos conceptos porque ambos se detienen en los detalles de “lo social” en las ciudades y no solamente de aquellos que corresponden al espacio construido. Si jugamos con las palabras, la política urbana es “Política”, es decir, relaciones de poder. Además implica desarrollo técnico, administrativo, operativo. Estos elementos no solo están en manos de las instituciones gubernamentales, también se encuentran en el poder de los actores privados.
La política urbana también es la interacción del poder gubernamental y de su aparato burocrático con los grupos sociales que viven en la ciudad a través de un conjunto de instrumentos jurídico-administrativos (como las leyes, las normas, los planes y programas), independientemente del origen, u orientación ideológica de los gobiernos que la ponen en práctica.
Esta interacción de ambos, -grupos de presión y burocracias-, origina los cambios en las ciudades. Esta es una buena noticia porque no todo lo que dicta un gobierno es necesariamente lo que todos esperamos o queremos para la ciudad. Tampoco las expectativas son inamovibles. Es aquí en donde la política urbana se pone tan interesante como un episodio de Juego de Tronos.
A veces los grupos de presión que empujan las decisiones de gobierno son fuertes y persistentes con la mira en grandes cambios significativos como lo fue empezar a hablar de “Movilidad” y no solo de “Transporte”. Otros grupos se unen por razones emergentes y después se desbaratan, como ocurrió en el sismo del 2017 para ayudar a quienes buscaban a sus familiares o conocidos en la Ciudad de México. Y también están los del bando que son ya “viejos lobos de mar” que insisten en que las cosas queden tal y como lo requieren para afianzar su poder. Estos grupos por lo general se encuentran en los partidos políticos y sindicatos. La política urbana es un ecosistema.
La configuración del espacio físico obedece a procesos sociales generales y, a la vez, los cambios operados en él inciden en la manera en que los diversos grupos sociales realizan sus prácticas productivas, sus prácticas políticas y sus formas de socialización. La política urbana, por tanto, es un medio para transformar el espacio físico de la ciudad. Su implementación origina el cambio de los grupos sociales que la habitan. Es un proceso circular.
No hay que perder de vista que la política urbana también está inmersa en procesos macro-económicos en los cuales, tanto el espacio físico como los grupos sociales, cambian por la dinámica del capitalismo global. Por ejemplo, los lugares en los que se desarrolla tecnología, o donde se establecen las cadenas de envíos por mensajería, los controles que los gobiernos ejercen sobre la producción agrícola, los desarrollos turísticos, que a su vez, originan desplazamientos, migraciones, catástrofes pero también empleos, mejoras en el espacio público, la conectividad, etc. Cara y cruz de una moneda.
Mientras que al hablar del espacio físico de la ciudad nos referimos limitadamente al ambiente, a un ecosistema y al entorno geográfico, el concepto de espacio social nos remite a pensar en una condición y un medio para que puedan establecerse relaciones entre actores políticos y formas de socialización. El Urbanismo se enfoca en la intervención del espacio físico. La política urbana se enfoca en el concepto de espacio social como medio y condición de la Política y la socialización.
No es mi intención contraponer al Urbanismo como disciplina científica a la política urbana como medio de transformar la ciudad. Más bien quiero enfatizar que la política urbana y el concepto de espacio social nos permiten ver que el espacio físico solamente tiene significado cuando se relaciona con la vida colectiva de las personas que ocupan los lugares. Nos permiten poner en el centro de la planeación urbana a las personas.
Somos las personas quienes, -como dice Manuel Castells en “El debate sobre la teoría del espacio”-, “contraemos determinadas relaciones sociales, que dan al espacio una forma, una función, una significación social.” Así, la política urbana sintetiza los elementos económicos, políticos e ideológicos y sirve de instrumento para la transformación física de la ciudad, de lo cual se originan los cambios en las prácticas sociales.
Si este tema fue de su interés, las diferencias conceptuales entre Urbanismo y política urbana son explicadas de manera muy sencilla en este video por Joan Subirats, catedrático por muchos años en la Universidad Autónoma de Barcelona, especialista en políticas públicas, ciudades y hoy Ministro de Universidades en España:
*Directora de Perspectiva de IG y Consultora
en Desarrollo Urbano con Perspectiva de
Género
@Utopia_Urbana
La entrada ¿Política urbana o Urbanismo? se publicó primero en Centro Urbano .
Columnista invitado
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