miércoles, 21 de marzo de 2018

Procesos de reconstrucción deben ser lo más amplios posibles

Autoconstrucción de vivienda con asistencia técnica es una solución afectiva para la resiliencia, pero no debe ser la única vía

La reconstrucción de un territorio después de la afectación de un fenómeno natural requiere de una respuesta amplia, que considere la creación de mayor infraestructura urbana, generar mayor oferta habitacional y trabajar en la mitigación de riesgos, de acuerdo con Dante Pancani, coordinador Nacional para la Reconstrucción, del Ministerio de Vivienda y Urbanismo de Chile.

En entrevista con Centro Urbano, el funcionario sudamericano explicó que si bien puede haber una disposición de recursos para atender estos temas, siempre resultan insuficientes ya que en algunos casos se trata de situaciones sin previo aviso, como es el caso de los sismos, por lo que los recursos financieros deben ejercerse de la forma más eficiente y buscar diversas fuentes para obtener más recursos para la reconstrucción.

“En algunos procesos hemos tenido que empezar por generar recursos adicionales para hacer frente a la catástrofe, lo hemos hecho cada vez que los trabajos son de una envergadura tal que supera la planificación y disposición de recursos regulares. En otras ocasiones hemos tenido que recurrir a fuentes adicionales para poder solventar algo que, definitivamente, estaba en el ámbito de los imprevistos”.

Dijo que su país durante muchos años ha estado expuesto a diversos fenómenos naturales, incluso se habla de tener una “tradición sísmica”, por lo que han enfrentado varios procesos de reconstrucción en diversas escalas, pero en línea con su política de vivienda y urbanismo.

Sin embargo, en los últimos años enfrentaron diversos hechos en un periodo reducido, como terremotos con tsunami, inundaciones aluvionales, incendios forestales y urbanos, eventos que les plantearon la necesidad de generar un programa que pudiera dar continuidad y coherencia a los planes de reconstrucción.

“Además de esto, se tiene que invertir en estudios de riesgo para mejorar la planificación urbana de los territorios que se afectaron, reparación, reposición y generar nueva estructura urbana y barrial de manera que los territorios afectados enfrenten con mejores condiciones la situaciones futuras, pero también de reparar la dignidad, la equidad territorial y las condiciones de los territorios afectados”.

Asimismo, dijo que la reconstrucción no debe ser por ocurrencias, sino a través de un buen diagnóstico que maneje de forma eficiente los recursos, ya que esto permite priorizar, jerarquizar y poner atención en aquellas cosas que sean de mayor importancia, lo que se puede abordar en el corto, mediano y largo plazo.

Tampoco se trata de dejar todo como estaba antes de las afectaciones, ya que si un conjunto habitacional o un sector de ocupación irregular resultó dañado, no debe permitirse que se vuelva establecer ahí, sino buscar una nueva ubicación para darle solución a esa gente, si se pueden construir obras de mitigación de riesgos, los recursos deben volcarse para realizar esas acciones.

Autoconstrucción de vivienda

Al ser cuestionado sobre la autoconstrucción de vivienda, Dante Pancani explicó que este fenómeno ocurre en todo el mundo, incluso durante las décadas de 1950 y 1960 muchas de las grandes urbanizaciones chilenas se formaron a través de la autoconstrucción y la informalidad, situación que ante una emergencia, como un sismo, puede agravar las consecuencias fatales.

“Este es un fenómeno social e histórico, las familias que no tienen acceso a la vivienda adecuada tienen la necesidad de resolverlo de forma autónoma, por lo tanto en la medida que no existan mecanismo de acompañamiento y de acceso a una vivienda, siempre va a estar abierto el camino de la informalidad”.

Abundó en Chile se establecieron dispositivos de subsidios habitacionales que están destinados y que se pueden aplicar con participación de la familia, pero con el acompañamiento de las instancias técnicas y profesionales para que cumpla con los estándares que las normas.

Entonces tienen acompañamiento para formular y aprobar los proyectos, para hacer inspecciones técnicas durante la ejecución de la obra y el proceso termina con la recepción final de esa obra por la autoridad competente.

“Más que la informalidad, lo que reconocemos ahí es el valor que tiene el aporte de la familia en resolver su problema habitacional en sociedad y acompañamiento con el estado. Esta experiencia ha dado buenos resultados en términos constructivos y también mayor cantidad de los recursos públicos terminan destinados para la solución.

“Esta posibilidad de que las familias participen en el modelo de autoconstrucción con asistencia técnica termina siendo un buen ejercicio, pero no es necesariamente la única solución ni creo recomendable como el camino para resolver los problemas habitacionales, pero para un segmento de familias que tienen la capacidad de tener este rol protagonista es altamente recomendable”, concluyó.

*Entrevista realizada en la Ciudad de México en enero de 2018

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Diego Rodríguez

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