Por Gustavo López Padilla*
La operatividad de las ciudades contemporáneas, plantea la necesidad de revitalizar periódicamente sus tejidos de movilidad, sus calles y avenidas, donde la comunidad desarrolla de manera constante, una buena parte de su vida social. Se trata por un lado, de conservar la memoria histórica, al mismo tiempo de crear las condiciones necesarias, para responder a las cambiantes circunstancias que impone la actualidad. En el ya encaminado siglo XXI, se han consolidado además criterios urbanos, que proponen replantear la orientación de las materialidades habitables en las ciudades, en donde el ser humano en su condición de caminante, sea el ente esencial que ordene las calidades de los espacios colectivos, sumando a lo anterior la incorporación, de la mejor manera posible, de nuevos y renovados componentes verdes, naturales, tratando de reequilibrar la relación de lo construido con respecto a la naturaleza.
Teniendo presente este orden de cosas, en la ciudad de México se planteó la intervención urbano paisajística en la ave. Chapultepec, una de las mas importantes, tradicionales e históricas arterias viales, que articula en buena medida la movilidad de la zona central de la ciudad, en la Alcaldía Cuauhtémoc, en dirección oriente-poniente. Los trabajos realizados se ejecutaron en dos etapas, una de ellas terminada en febrero del año 2020 y la segunda en junio del año 2021. La primera tuvo que ver con el tramo comprendido entre la calle de Lieja y la glorieta del metro Insurgentes y la segunda desde la calle de Orizaba, hasta la ave. Bucareli.
El trazo de la ave. Chapultepec se remonta hasta los tiempos prehispánicos, en los que se planteó un acueducto subterráneo, que pudiera abastecer agua potable desde los manantiales de Chapultepec (Cerro del Chapulín), hasta el corazón de la ciudad mexica de Tenochtitlan. Siguiendo un trazo semejante, en los tiempos de la colonia, en diferentes etapas, se levantó un acueducto elevado constituido por 905 arcos, inaugurado finalmente en el año de 1779, con la finalidad de conectar el mismo Chapultepec, con el paseo Bucareli, realizado en honor al Virrey Antonio María de Bucareli. En el siglo XX se derribó gran parte del acueducto mencionado, sobreviviendo tan solo 20 arcos, con la finalidad de ampliar la hoy ave. Chapultepec, de tal manera que pudieran circular de mejor manera los automóviles, que ya se imponían como uno de los referentes importantes del orden, trazo y movilidad de las vialidades de la ciudad de México. La calidad habitable, paisajística y continuidad de la ave. Chapultepec, se vio afectada también durante la segunda mitad del siglo pasado, a partir de la construcción de la línea uno del metro, constituyendo la estación insurgentes, un nodo severo, precisamente alterando la continuidad visual y paisajística de la avenida.
La ave. Chapultepec durante la segunda mitad del siglo XX y los inicios del XXI se había visto severamente deteriorada, en cuanto a su calidad urbana, en gran medida dado el intenso tráfico vehicular que circula en el lugar y por el pobre mantenimiento de sus infraestructuras. La reciente intervención urbano paisajística se convierte así, en una oportunidad de mejoramiento para la propia avenida y para las zonas aledañas de las colonias que colindan con la misma. El proyecto realizado recientemente implicó el mejoramiento y renovación de algunas de sus infraestructuras, como lo que tiene que ver con las líneas de suministro de agua potable, desalojo de aguas residuales y lo referente la energía eléctrica, implicando en ello lo relativo al alumbrado público a lo largo de la avenida. En otro orden de cosas se planteó ampliar el ancho de las banquetas e instrumentar una ciclopista a todo lo largo de la avenida, limitando en alguna medida el rodamiento de los automóviles. El criterio fundamental fue mejorar, ampliar, volver mas seguros y amables los espacios destinados para los peatones, generando algunos pequeños espacios de convivencia, incentivando así la vida social.
En paralelo como parte del diseño de las banquetas, se implementaron jardineras, aumentando las zonas verdes y de captación de agua de lluvia. Se colocaron nuevos árboles a lo largo del recorrido de la avenida, complementando los importantes macizos verdes preexistentes. Se diseñaron además cruces seguros en las esquinas importantes, se mejoró la iluminación del lugar, se colocaron algunos equipamientos como bancas, un pequeño skatepark y estructuras metálicas para aseguramiento de bicicletas. De manera importante se restauraron la escultura Pueblo del Sol, de Gilberto Aceves Navarro y desde luego lo que queda como testimonio histórico de los arcos que constituían el antiguo acueducto.
Los resultados finales de la intervención son sin embargo desiguales. Es notable una mejor calidad en lo que tiene que ver con la primera etapa, en buena medida dada la densidad arbolada preexistente, que se complementó con nuevos árboles, lo que resulta en términos urbanos, ambientales y paisajísticos en un recorrido amable, agradable. Ayuda a lo anterior el ancho de la avenida en esta primera etapa, lo que permite que las zonas arboladas cuenten de mejor manera y las banquetas mismas del nuevo proyecto sean mas amplias. No es lo mismo el lo que tiene que ver con la segunda etapa, tramo con menor ancho de vialidad, con menos árboles preexistentes y pocos árboles nuevos. Sin duda hicieron falta más arboles y variedades de arbustos en este tramo, para lograr una calidad semejante a la primera etapa de intervención. Con las menores medidas en cuanto a vialidad, las banquetas también son menos anchas, siendo una realidad notable. En este segundo tramo de la intervención se creó una nueva plaza, al inicio del tramo, colindando con la calle de Orizaba y se renovaron otras tres pequeñas, que adquirieron nueva vitalidad y calidad habitable. Con el proyecto realizado, algunos comercios, sobretodo los relacionados con comida, motivados por la intervención, han aprovechado el espacio exterior, mejorando sus posibilidades de operación y la imagen de los locales, creando una interesante vitalidad social.
Reconociendo favorable la imagen de conjunto de la intervención, sobre todo valorando los resultados en términos paisajísticos de vegetación, que ayudan ambientalmente a la zona, la ampliación de banquetas y lo que se refiere al mejoramiento de las infraestructuras implicadas, en otro sentido, al caminar todo el recorrido, vale la pena comentar, que en cuanto al detalle de los diseños implementados, les faltó mayor cuidado, calidad y variedad. Lo instrumentado se aprecia elemental, esquemático y repetitivo. Un solo material para resolver todos los componentes de diseño, lo cual se antojaría mejor en una combinación serena, mesurada, económica, pero de diferentes materiales y criterios de implementación, para volver mas interesantes los resultados del conjunto total. Al mismo tiempo, faltó cuidado en lo que tiene que ver con la ejecución de los trabajos; y esto se aprecia en algunas de las modulaciones, resoluciones geométricas, ubicaciones de tapas de coladeras, calidades de colados, resultando tramos de poca calidad. Se le ven las prisas de ejecución y entrega de los trabajos. La oportunidad de una obra de esta naturaleza, la importancia de la misma, hubiera requerido por un lado, mejores diseños de detalle y cuidado en sus ejecuciones, para lograr con ello mayor trascendencia, sin depender necesariamente de los tiempos políticos obligados para las inauguraciones.
*Gustavo López Padilla
Arquitecto
navegandolaarquitectura.wordpress.com
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Columnista invitado