Por Gustavo López Padilla*
José Luis Benlliure Galán (Madrid 1928 – ciudad de México 1994), forma parte del nutrido grupo de personas y familias que llegaron a nuestro país, como consecuencia del exilio resultante de la guerra civil española (1936-1939), enriqueciendo culturalmente con su presencia y sus diversas actividades económicas y profesionales, una buena parte de nuestra realidad social. Benlliure llegó con su familia a la ciudad de México en el año de 1939 a la edad de 11 años y aquí se formó educativamente hasta conseguir su título de arquitecto en la entonces Escuela Nacional de Arquitectura, de la Universidad Nacional Autónoma de México en el año de 1954. Como resultado de su formación y de sus habilidades naturales personales fue arquitecto, pintor, escultor, vitralista y docente en la propia Escuela Nacional de Arquitectura. En el año de 1972, formó parte del grupo de profesores y alumnos que impulsaron la creación del llamado Autogobierno, que diversificó la enseñanza de la arquitectura dentro de la propia ENA, pero que también mas adelante, tuvo repercusiones en otras escuelas de arquitectura en diversas localidades del país. José Luis Benlliure realizó en nuestro país una buena cantidad de obras de buena calidad, entre las que destaca indiscutiblemente el proyecto del Conjunto Aristos (1957-1961), ubicado en la esquina de la ave. Insurgentes Sur 421 y la calle de Aguascalientes, col. Hipódromo, Alcaldía Cuauhtémoc, en la ciudad de México. Para la realización de este proyecto hizo equipo con el Ing. Manuel Klachky.
Dibujo de Álvaro Díaz Escobedo
Con una clara visión urbana cosmopolita, el conjunto se planteó desde su origen como de usos mixtos, implicando oficinas, departamentos habitacionales y comercios, estando constituido por un edificio alto de 18 niveles, mirando hacia Insurgentes, otro de nueve niveles con frente a Aguascalientes y uno más de tres niveles que termina por definir un patio interior y que en su origen contaba con un atractivo pasaje comercial que articulaba peatonalmente Insurgentes y Aguascalientes, recordando los clásicos pasajes que existen en diferentes lugares del mundo, e incluyendo los que existen en el centro de esta misma ciudad de México. Dos niveles inferiores, planta baja y un primer nivel, constituyen un basamento que articula el conjunto total, formando parte sustancial de su presencia en la esquina que califica nítidamente su imagen urbana. Al inicio de los años sesenta del siglo pasado, el Aristos forma parte del desarrollo y consolidación del Movimiento Moderno en México, racionalista y constituye una verdadera lección de diseño, que da cuenta de las habilidades y sensibilidades proyectuales y creativas de José Luis Benlliure, que incluyen integralmente consideraciones de carácter urbano, arquitectónico y artes plásticas que fueron aplicadas al proyecto que ahora nos ocupa.
En términos urbanos es sobresaliente en primera instancia, la significativa visión de cómo entender y plantear el conjunto del proyecto, tomando en cuenta su posición, formando parte de una esquina urbana estratégica. Sobre la avenida principal se ubica un volumen alto, de fuerte presencia, que desde las alturas mira a la distancia hacia los volcanes, sobre la calle secundaria otro volumen de menor escala, amable sobre todo al caminar por el lugar, tomando en consideración el ancho menor de la calle hacia la que da frente y finalmente colaborando en la definición de un patio común interior descubierto, se plantea un volumen mas pequeño, de tan solo tres niveles, que termina por consolidar el conjunto, lo que genera el lugar de convivencia común, dejando ver una calidad vivencial agradable. Es particularmente atractivo en términos compositivos y geométricos, como se inserta el volumen alto en el basamento de dos niveles, que otorga unidad a todo el conjunto y sobre todo, llama la atención el tratamiento de las esquinas laterales del mismo alargado volumen alto, destacando la esquina principal constituida por Insurgentes y Aguascalientes, que muestra un tratamiento cóncavo, que contrasta con la forma convexa del volumen bajo, que puntualiza la entrada del comercio principal del conjunto, una tienda Sanborns.
Entre mis experiencias durante mi formación como estudiante en la Escuela Nacional de Arquitectura de la UNAM, formando parte del Autogobierno, siendo mi profesor precisamente el Arquitecto José Luis Benlliure, en el año 1972, destaca una clase memorable, en la que en torno a una discreta mesa de trabajo, a un pequeño grupo de compañeros nos platicara justamente como había sido el proceso de diseño del Aristos, mediante espléndidos croquis realizados a mano, en el momento, por el mismo Benlliure. Lamento mi ignorancia de aquellos años y mi falta de visión por no haber pedido y conservado aquellos valiosos dibujos, que sin duda hoy en día significarían un testimonio histórico e intelectual. El arquitecto dibujaba sus croquis a mano, con una extraordinaria calidad, destreza y sensibilidad. Tengo presente aquella clase y me sorprendió, en su momento, el planteamiento de que el conjunto Aristos estuviera ordenado compositivamente, en lo que tiene que ver con sus distribuciones en plantas arquitectónicas, mediante un sistema modular triangular.
Recuerdo también por aquellos años, haber visitado en numerosas ocasiones el conjunto Aristos y particularmente está en mi memoria el recorrer el pasaje comercial, dentro del cual destacaba una espléndida tienda de discos de música clásica, sumando a lo anterior el agradable recorrido mismo del pasaje, admirando sus mezclas de formas regulares y orgánicas en lo que tiene que ver con el despiece de pisos, tratamiento de muros de fachada de la zona de pequeños comercios, ubicados al sur del patio interior, incluyendo objetos escultóricos y un pequeño mural, que bien me sugerían en conjunto, aproximaciones a las obras de los arquitectos Alvar Aalto, Oscar Niemeyer o a la del paisajista brasileño Burle Marx. Vale la pena destacar también los maravillosos trabajos de bajorrelieves, realizados por el mismo arquitecto Benlliure y que califican la parte baja de la fachada principal del conjunto y la fachada que se ubica al fondo del patio interior. Entre estos recuerdos desde luego, ocupan un lugar importante, las sesiones de café en la tienda Sanborns, que ubicada en planta baja, con presencia comercial a las dos calles de esquina, también contaba con un amplio ventanal que miraba al interior del patio pasaje ya mencionado, pudiendo salir al mismo. En algún tiempo también, formando parte del patio interior del Aristos, estuvo ahí alojada una sucursal del Museo Universitario de Ciencias y Artes de la UNAM. En el tiempo, el conjunto Aristos se ha constituido como ¨un lugar ¨ significativo, que forma parte de la vida colectiva de la ciudad de México y sobre todo de la zona urbana donde se ubica.
Los edificios en los que se desarrollan las actividades sociales y conforman los tejidos urbanos de las ciudades, como entidades comunitarias vivas, inevitablemente están sujetos a los imprevistos del azar, la fortuna y de la vida. En este orden de cosas el Conjunto Aristos, el 19 de septiembre del año 2017, se vio afectado en lo que tiene que ver con sus estructuras de soporte, por un fuerte temblor que se efectuó justamente en esa fecha en la ciudad de México. A partir de entonces, sus ocupantes tuvieron que ser desalojados y durante meses el futuro de estos edificios tuvo un panorama incierto. Sin duda esta obra forma parte fundamental del patrimonio construido moderno de la arquitectura mexicana y se volvía entonces necesario plantear propuestas de revitalización y reforzamiento estructural de sus edificios, pensando en conservarla de la mejor manera posible. Es así que desde 2019 se comienzan a hacer planteamientos de intervención en el Aristos, mismos que finalmente se concretaron entre la segunda mitad del año 2022 y los inicios de este 2023.
Manteniendo el planteamiento original de usos mixtos para el conjunto, habiendo sido revisado y reestructurado en sus afectaciones, ahora contempla usos de carácter hotelero, con todos los servicios que ello implica, incluyendo usos de carácter comercial. Naturalmente hay que celebrar la visión de las autoridades competentes de nuestra ciudad e inversionistas privados, mostrando voluntad, sensibilidad e inteligencia para restaurar y revitalizar el Aristos, significando con ello el conservar una obra fundamental que, como se ha dicho, forma parte el patrimonio construido de la arquitectura mexicana contemporánea.
En términos generales se conservó la imagen, materialidad y funcionalidad del proyecto original de 1961 y se hicieron adecuaciones, que sin duda responden a nuevos programas arquitectónicos y a sus condiciones de mercado, para hacer rentables las inversiones. Pero en este sentido, me parece que a algunas de estas nuevas intervenciones les ha faltado sensibilidad proyectual, para armonizar los nuevos requerimientos, tomando en cuenta las valiosas preexistencias. Me refiero por ejemplo, a los equipos aparentes de instalaciones, que están ahora ubicados en la azotea de los dos niveles que conforman la entrada principal al Sanborns. Eso afecta la imagen del conjunto y creo que vale la pena buscar una reubicación razonable de esos equipos. En el patio interior se aumentaron niveles al cuerpo bajo original y los criterios de diseño desdeñaron las preexistencias y tan solo privilegiaron las nuevas necesidades de espacio. De igual manera en los remates de azotea de los volúmenes que dan a Aguascalientes e Insurgentes, los criterios de diseño de las nuevas terrazas comerciales vuelven a desdeñar las preexistencias. Sin duda faltaron mayores habilidades y sensibilidades de diseño, en donde reconociendo las nuevas necesidades, los resultados proyectuales fueran de mayor calidad. Se trataría de armonizar lo preexistente y lo nuevo y no simplemente apilar nuevos espacios. El diseño de la terraza del cuerpo alto, que cuenta con interesantes perspectivas urbanas, es demasiado comercial y convencional. Ese lugar merece propuestas mas unitarias y de mayor calidad. Es una pena también que no se haya intentado restaurar el pasaje comercial peatonal entre Insurgentes y Aguascalientes, que tanto enriquecía y diversificaba la convivencia social en el lugar.
En otro sentido me parece un acierto que se haya mantenido la idea de contar con la tienda Sanborns, que desde el proyecto original formaba parte de una tradición de convivencia social. Los buenos hoteles bien instalados en el conjunto del Aristos son de primer nivel y destinados a grupos sociales de importantes ingresos económicos. El Samborns en el conjunto democratiza la mezcla de distintos usos del suelo y permiten la convivencia en el lugar de distintos grupos sociales, culturales y económicos, condición que se vuelve necesaria para enriquecer la realidad y diversidad de las ciudades contemporáneas. Me parece un acierto de diseño en esta misma tienda comercial, que no cuente con plafones falsos y se deje vista la estructura de los entrepisos, mostrando las tramas triangulares de la estructura, que ya se han comentado previamente. Al final de cuentas, mas allá de la polémica de sus resultados proyectuales, bienvenido el resurgimiento del conjunto Aristos.
*Gustavo López Padilla
Arquitecto
navegandolaarquitectura.wordpress.com
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Columnista invitado