Alarmante es la cifra que presentó el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) sobre la caída en la generación de empleos. Y es que, sin empleo, no hay desarrollo; sin plazas de trabajo no se mueve la economía interna y caemos en esos círculos viciosos tan prejudiciales que no queremos.
Y al ser el empleo el motor fundamental, también impacta en el tema de la vivienda, rubro en el que si bien hay demanda, el no contar con un empleo que dé ingresos a las familias, cancela de tajo la posibilidad de acceder a una vivienda adecuada como lo marcan los cánones.
Y es que esta clase de cosas van en contra de los propios planteamientos que ha establecido las nuevas autoridades, en donde se ha puesto al centro ver a la vivienda como un derecho y no sólo como un producto. Pero sin empleo, cómo hacemos posible, cómo llevamos a la realidad ese derecho de contar con un hogar adecuado.
Según las cifras, en mayo se crearon sólo 3,983 plazas laborales, es decir, 36,861 trabajos menos que en el mismo mes, pero de 2018.
Pero vayamos al centro de las cosas: la generación de empleo es efecto principal de las inversiones que se realizan en el país. Mismas que en este inicio de año se han parado por el ambiente de incertidumbre derivado de la falta y definición de esquemas y programas. Tan sólo en el caso de sectores tan importantes como la vivienda, inmobiliario y construcción, los empresarios no han visto elementos que den certeza, por lo que mantiene en stand by las inversiones.
Y para muestra un botón: en el caso de la Ciudad de México, el freno en materia inmobiliaria que se ha observado ha causado que 100,000 trabajadores dejen de laborar. Es decir, 100,000 familias se quedaron sin una fuente de ingreso que les permita satisfacer sus necesidades.
En el caso específico del sector vivienda, esta falta cereza por parte de las autoridades ha causado un círculo vicioso preocupantes: por un lado, al no haber condiciones, los empresarios no invierten, lo que pone un alto al dinamismo de una industria que jala 42 amas de la economía; y este factor lleva a cancelar empleos, lo que a su vez limita la posible demanda de vivienda.
Así que, en este mapa, vemos dos cuestiones que se sobresalen: la falta de definición de las políticas por parte de las autoridades ha orillado a frenar inversiones, lo que lleva a reducir plazas laborales, lo que afecta la demanda de vivienda. Esto sin mencionar que también afecta la producción de vivienda social, esa que vale menos de 500,000 pesos, y tanto se necesita para los trabajadores que menos ganan.
Y sobre todo porque especialistas como Carlos Serrano, economista en jefe de BBVA ya lo había advertido. En junio pasado dijo que se había presentado una desaceleración en la creación de empleo, lo que a la larga va impactar en la demanda de vivienda y con ello, el poder hacer posible el derecho a una vivienda; además que impactaría en el desarrollo de una industria que año con año generaba 3 millones de empleos.
Es preciso recordar que, de acuerdo con el Coneval, para que una familia pueda aspirar a comprar una vivienda necesita ganar por lo menos 5 salarios mínimos al mes. De lo contrario, estar por debajo de este nivel de ingreso, los excluye del mercado formal de la vivienda.
Y entonces volvemos al inicio: ¿Cómo crear los empleos arriba de cinco salarios mínimos si el gobierno no ha generado las condiciones para las inversiones que detonen estas plazas laborales?
El artículo El empleo, la vivienda y las inversiones… fue escrito en Portal de vivienda, inmobiliario, construcción, arquitectura y urbanismo.
Edgar Rosas
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