¡Magia! Amanece el lunes y de pronto nos damos cuenta de que la casa que estaba el viernes a media cuadra de la nuestra ya no está…
¿Se fue a otro lado? ¿Quedó oculta en el falso fondo de un sombrero? ¿Neta, desapareció y está en un universo paralelo esperando que un abracadabra la traiga de regreso?
No… La tiraron… La tiraron a escondidas o para evitar dar explicaciones a los vecinos afectados o porque lo hicieron sin tener los permisos necesarios para hacerlo en forma legal.
Lo malo, es que en muchas ocasiones esa magia atenta contra inmuebles catalogados, que se pierden llevándose parte de la identidad y del bagaje histórico y cultural de nuestros barrios y ciudades.
En otras ocasiones la magia sucede a medias… Y la demolición parcial deja el paso a proyectos muy mal logrados en que se pretende integrar lo que la magia dejó en pie, a un nuevo edificio, creando verdaderos zombies -muertos vivientes- inmobiliarios.
Claro que estos abusos son resultado de la estupidez y la ambición… Y hay que perseguir y castigar a todos los que lo hagan…
Pero no hay que olvidar que el origen de todo esto está en una regulación deficiente y poco transparente, en la falta de capacidad de supervisión por parte de las autoridades responsables y en una profunda impunidad, que permite que quienes cometen este tipo de faltas no sean sancionados.
Por supuesto, en poco ayuda una agobiante corrupción, que ha provocado que se hayan pasado a las filas del enemigo muchos de quienes debieran combatirlo…
Sobra decir que proteger el patrimonio tendría que ser parte fundamental de cualquier proyecto de ciudad y que en consecuencia tendría que estar así reflejado en políticas, regulación e inversiones.
Sobra decir que proteger el patrimonio tendría que ser una exigencia de la sociedad y que esta exigencia se debe traducir en que los desarrolladores inmobiliarios, como parte de esta sociedad, tendrían que ser los primeros en entender la importancia de respetar identidad, historia y cultura de nuestros barrios.
Pero no hay que confundir… Claro que se vale transformar nuestros barrios en el proceso de llevar nuestras ciudades al futuro… Solo que hay que hacerlo bien… Bajo procesos debidamente planeados que cumplan con propósitos sociales, económicos, urbanos, ambientales y culturales-
Hay que revitalizar inmuebles y barrios… Pero hay que hacerlo respetando su identidad y entendiendo que la materia prima es aspecto determinante para entender historia y contextos.
Hay que intervenir la ciudad… Pero reconociendo lo mismo el objetivo de hacerlo, que la esencia de lo que estamos transformando.
¿Modificar un inmuebles catalogado haciéndolo parte de un nuevo inmueble? ¿Por qué no? Hay que lograr que nuestro patrimonio siga formando parte de la transformación de la ciudad y siga siendo útil, lo mismo como materia prima para nuevos desarrollos de vivienda, que como parte de proyectos de uso comercial o corporativo.
Debemos asumir el compromiso de transformar nuestras ciudades… Pero debemos hacerlo asumiendo primero el compromiso de hacerlo respetando el legado que tenemos y que tendríamos que mejorar antes de entregarlo a las futuras generaciones.
El artículo ¿Y el respeto al patrimonio? fue escrito en Portal inmobiliario, de arquitectura y diseño..
Horacio Urbano
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